Atrapada en el mar de incertidumre, en la potencia de la pregunta desentendida de la duda, que denuncia la imposibilidad de ser.
Respirar se hace agotador, llorar imposible, mantenerse estable indispensable.
Aferrándome a mis sueños, haciendo público lo privado, la intimidad compartida.
Pendiendo de la locura, convirtiendo lo irreal en algo cotidiano, lo sinónimo en antónimo.
La duda en mis venas, el silencio habitando mi sentido común, dejándolo sin voz, la paradoja adueñándose de mis ideales, tocando fondo en el absurdo.

La vida como muerte, lo tangible tácito, la soledad como compañía...